Las casas bioclimáticas o ecológicas son
aquellas que logran condiciones óptimas de habitabilidad con el mínimo consumo
energético, teniendo en cuenta la orientación de la construcción, el terreno y
la naturaleza que lo rodea. Deben ser autosuficientes y autorreguladas, con un
mantenimiento económico que no dependan de fuentes no locales de energía
(electricidad, gas o carbón). La energía debe proceder mayoritariamente de
fuentes naturales gratuitas. Reutilizando el agua de lluvia, ahorran recursos;
y al ser construidas con materiales no tóxicos se integran perfectamente en el
medio ambiente, sin perjudicarle. Deben usar energías limpias y tener cero
emisiones. Hay que tener en cuenta la integración paisajística de la casa.
Además de ser una vivienda cómoda y bella, tiene que ser de calidad y en
armonía con el entorno vivo. Estas prácticas viviendas se construyen con
materiales y técnicas modernas que faciliten el ahorro y proporcionen
comodidades, pero evitando las zonas geo-patógenas e insalubres.
¿Qué es la etiqueta energética?
La etiqueta energética es un documento donde se detalla la calificación que ha obtenido la vivienda. Este dato emplea una escala de letras que van desde la A, siendo la más elevada, hasta la G, que es la más baja de todas. Además, viene acompañada de una serie de colores que permite definir cuál es la más eficiente en términos energéticos.
La etiqueta energética es un documento donde se detalla la calificación que ha obtenido la vivienda. Este dato emplea una escala de letras que van desde la A, siendo la más elevada, hasta la G, que es la más baja de todas. Además, viene acompañada de una serie de colores que permite definir cuál es la más eficiente en términos energéticos.
Para entender mejor cómo funciona esta etiqueta, se definen sus diferentes calificaciones:
- La letra A está coloreada de verde oscuro y es la que representa la mayor eficiencia energética (un consumo <45% de energía).
- La letra B está tintada de verde más claro sigue manteniendo la eficiencia (Ahorro del 45% al 25% del consumo energético).
- La letra C está pintada de un verde más amarillento y no es tan energética como las anteriores (Ahorro del 25% al 10% del consumo energético).
- La letra D está coloreada de amarillo y representa una eficiencia normal (Normal, ahorro del 10% al 0% del consumo energético).
- La letra E tiene un tono más anaranjado y deja patente que el inmueble cuenta con muy poca eficiencia energética (Gasto del 0% al 10% del consumo energético).
- La letra F es totalmente naranja y es uno de los últimos escalones de la lista (Gasto del 10% al 25% del consumo energético).
- La letra G está en rojo y representa una vivienda que no cuenta con ningún tipo de eficiencia energética (Muy bajo nivel de eficiencia, un gasto >25% de energía).
Las últimas dos etiquetas (F y G) son las clasificaciones de la mayoría de las viviendas en el mundo. Esta etiqueta tiene una duración de diez años desde el momento en el que se emite.
Materiales Adecuados de Construcción
Mortero de cal (en sustitución del cemento)
La cal se puede utilizar como aglomerante en los morteros y como acabado de fachadas y retoques. Representa una alternativa sostenible al cemento al necesitar menos energía para su producción. Además, el CO2 producido en su fabricación es absorbido posteriormente durante la carbonatación, compensándose así las emisiones de gases. Otra ventaja frente al cemento es que no precisa aditivos, simplificándose el proceso de fabricación. En cuanto a sus propiedades, los morteros de cal permiten el paso del vapor de agua además de ser más flexibles que el cemento, evitando la aparición de grietas en los revestimientos. Como desventaja, encontramos que el mortero de cal tiene un endurecimiento más lento que el mortero de cemento, por lo que su uso estructural (dentro de las fábricas de ladrillo o piedra) es más limitado.
La cal se puede utilizar como aglomerante en los morteros y como acabado de fachadas y retoques. Representa una alternativa sostenible al cemento al necesitar menos energía para su producción. Además, el CO2 producido en su fabricación es absorbido posteriormente durante la carbonatación, compensándose así las emisiones de gases. Otra ventaja frente al cemento es que no precisa aditivos, simplificándose el proceso de fabricación. En cuanto a sus propiedades, los morteros de cal permiten el paso del vapor de agua además de ser más flexibles que el cemento, evitando la aparición de grietas en los revestimientos. Como desventaja, encontramos que el mortero de cal tiene un endurecimiento más lento que el mortero de cemento, por lo que su uso estructural (dentro de las fábricas de ladrillo o piedra) es más limitado.
Madera (certificada)
Es un material tradicional y muy conocido, pero del que muchos desconocen sus múltiples ventajas. Se trata del material con el menor impacto ambiental en su producción y ciclo de vida, está considerada un sumidero de CO2. A la hora del uso de la madera en la construcción sostenible, esta debe venir certificada, garantizando que procede de la tala responsable, es decir, los fabricantes plantan nuevos árboles por cada uno que talan. La madera además tiene propiedades aislantes, ayudando a mantener nuestra casa fresca en verano y templada en invierno, lo que la convierte en un material de construcción más sostenible y más eficiente energéticamente.
En las construcciones de madera, se calcula un ahorro de entre un 50% a un 60% al año en calefacción y aire acondicionado, su construcción suele ser más rápida y son hasta un 30% más baratas que las viviendas de hormigón y ladrillo habituales. Aunque es un sistema muy interesante, como inconveniente hay que señalar que no sería posible globalizar la construcción en madera debido a la sobrepoblación del planeta y al espacio que necesitaríamos para generar tanta madera de forma sostenible. Sin embargo, es un sistema ideal para su utilización en viviendas unifamiliares.
Fibra de celulosa de papel reciclado
El material aislante amigable con el medio ambiente más adecuado sin sacrificar ni lo más mínimo el nivel de aislamiento es la fibra de celulosa, es papel de periódico reciclado y tratado con sales de bórax que le proporcionan propiedades ignífugas, insecticidas y anti fúngicas. La celulosa tiene un coeficiente de conductividad térmica muy bajo y precisa de muy poca energía de fabricación (5 KWh/m³), cosa que podemos apreciar si lo comparamos, por ejemplo, con la lana de vidrio y lana de roca (180 KWh/m³). Equilibra las temperaturas máximas y mínimas del día en verano y protegiendo del frío en invierno, su desfase térmico (tiempo que tarda en transmitir la temperatura de un lado a otro de su grosor) es de entre 8 y 10 horas, y además presenta un coeficiente de aislamiento acústico muy por encima de los aislamientos tradicionales.
Paneles aislantes de fibras de madera
Existen diferentes materiales de aislamiento, los paneles de fibra de madera son otro de ellos. Es un producto procedente de los residuos generados por aserraderos y otras industrias de la madera. Mediante la aplicación de pegamento y de presión se obtiene un tablero con cierta resistencia mecánica que se utiliza principalmente como aislamiento térmico y acústico. Mediante la incorporación de aditivos, se le pueden añadir propiedades especiales tales como resistencia al fuego, insectos o a la humedad. Es además un material ligero y manejable y que se puede cortar fácilmente con una sierra de mano, facilitando su uso en obra. Los paneles de fibras de madera son los que tienen una mayor inercia térmica. Pero no son adecuados para aislar por la parte exterior ya que pueden absorber humedad e hincharse.
Ladrillo de barro cocido
Son ladrillos rectangulares de barro cocido a temperatura inferior a 950 °C y tratamientos naturales para que conserve las cualidades de la tierra como la higroscopicidad (absorción de humedad), aislamiento, baja radiactividad y muy buena inercia térmica. Sus usos en la construcción son muy variados: muros y cerramientos de ladrillo, fachadas ventiladas cerámicas, bóvedas, solados, tejas, celosías… Los materiales cerámicos son materiales muy inertes y estables por lo que son altamente reciclables. Además, los residuos generados en las diferentes fases de producción del material pueden reincorporarse al circuito de preparación de la materia prima.
Polipropileno, polibutileno y polietileno
Las instalaciones de tuberías y demás sistemas dentro de una vivienda son muchas veces las que son olvidadas en los proyectos de arquitectura, pero también tienen mucha influencia en el medio ambiente y en la sostenibilidad de la construcción. Los materiales de PVC incorporan en su producción elementos biocidas, pudiendo desprender a la atmósfera partículas nocivas para nuestra salud. El polipropileno, polibutileno y polietileno son materiales termoplásticos alternativos al PVC y más respetuosos con el medio ambiente que, entre otras ventajas, no contienen cloro en su composición. Se pueden utilizar en los sistemas de calefacción, conductos de agua sanitaria, transporte de aguas residuales y drenajes, entre otros. También se utilizan para la impermeabilización de cubiertas y como aislante eléctrico. Además de ser baratos, desde el punto de vista ambiental, tienen las ventajas de no ser tóxicos, químicamente inertes, esterilizables y reciclables.
Es un material tradicional y muy conocido, pero del que muchos desconocen sus múltiples ventajas. Se trata del material con el menor impacto ambiental en su producción y ciclo de vida, está considerada un sumidero de CO2. A la hora del uso de la madera en la construcción sostenible, esta debe venir certificada, garantizando que procede de la tala responsable, es decir, los fabricantes plantan nuevos árboles por cada uno que talan. La madera además tiene propiedades aislantes, ayudando a mantener nuestra casa fresca en verano y templada en invierno, lo que la convierte en un material de construcción más sostenible y más eficiente energéticamente.
En las construcciones de madera, se calcula un ahorro de entre un 50% a un 60% al año en calefacción y aire acondicionado, su construcción suele ser más rápida y son hasta un 30% más baratas que las viviendas de hormigón y ladrillo habituales. Aunque es un sistema muy interesante, como inconveniente hay que señalar que no sería posible globalizar la construcción en madera debido a la sobrepoblación del planeta y al espacio que necesitaríamos para generar tanta madera de forma sostenible. Sin embargo, es un sistema ideal para su utilización en viviendas unifamiliares.
Fibra de celulosa de papel reciclado
El material aislante amigable con el medio ambiente más adecuado sin sacrificar ni lo más mínimo el nivel de aislamiento es la fibra de celulosa, es papel de periódico reciclado y tratado con sales de bórax que le proporcionan propiedades ignífugas, insecticidas y anti fúngicas. La celulosa tiene un coeficiente de conductividad térmica muy bajo y precisa de muy poca energía de fabricación (5 KWh/m³), cosa que podemos apreciar si lo comparamos, por ejemplo, con la lana de vidrio y lana de roca (180 KWh/m³). Equilibra las temperaturas máximas y mínimas del día en verano y protegiendo del frío en invierno, su desfase térmico (tiempo que tarda en transmitir la temperatura de un lado a otro de su grosor) es de entre 8 y 10 horas, y además presenta un coeficiente de aislamiento acústico muy por encima de los aislamientos tradicionales.
Existen diferentes materiales de aislamiento, los paneles de fibra de madera son otro de ellos. Es un producto procedente de los residuos generados por aserraderos y otras industrias de la madera. Mediante la aplicación de pegamento y de presión se obtiene un tablero con cierta resistencia mecánica que se utiliza principalmente como aislamiento térmico y acústico. Mediante la incorporación de aditivos, se le pueden añadir propiedades especiales tales como resistencia al fuego, insectos o a la humedad. Es además un material ligero y manejable y que se puede cortar fácilmente con una sierra de mano, facilitando su uso en obra. Los paneles de fibras de madera son los que tienen una mayor inercia térmica. Pero no son adecuados para aislar por la parte exterior ya que pueden absorber humedad e hincharse.
Ladrillo de barro cocido
Son ladrillos rectangulares de barro cocido a temperatura inferior a 950 °C y tratamientos naturales para que conserve las cualidades de la tierra como la higroscopicidad (absorción de humedad), aislamiento, baja radiactividad y muy buena inercia térmica. Sus usos en la construcción son muy variados: muros y cerramientos de ladrillo, fachadas ventiladas cerámicas, bóvedas, solados, tejas, celosías… Los materiales cerámicos son materiales muy inertes y estables por lo que son altamente reciclables. Además, los residuos generados en las diferentes fases de producción del material pueden reincorporarse al circuito de preparación de la materia prima.
Polipropileno, polibutileno y polietileno
Las instalaciones de tuberías y demás sistemas dentro de una vivienda son muchas veces las que son olvidadas en los proyectos de arquitectura, pero también tienen mucha influencia en el medio ambiente y en la sostenibilidad de la construcción. Los materiales de PVC incorporan en su producción elementos biocidas, pudiendo desprender a la atmósfera partículas nocivas para nuestra salud. El polipropileno, polibutileno y polietileno son materiales termoplásticos alternativos al PVC y más respetuosos con el medio ambiente que, entre otras ventajas, no contienen cloro en su composición. Se pueden utilizar en los sistemas de calefacción, conductos de agua sanitaria, transporte de aguas residuales y drenajes, entre otros. También se utilizan para la impermeabilización de cubiertas y como aislante eléctrico. Además de ser baratos, desde el punto de vista ambiental, tienen las ventajas de no ser tóxicos, químicamente inertes, esterilizables y reciclables.